miércoles, 6 de octubre de 2010

Fotografos rurales

La historia de los fotógrafos rurales, habría que enmarcarla dentro de la categoría de historiadores de la vida. Sus excepcionales documentos ilustran como nadie, el quehacer diario de las gentes de los pueblos de España. Nunca buscaron el reconocimiento ni el prestigio, solo la supervivencia, aunque algunos en lo postrer de su vida fuesen reconocidos públicamente, como fue el caso de Virxilio Vieitez, el gran retratista gallego, del que aquí publicamos alguna de sus obras.


Había logrado un reconocimiento que no buscó: "Durante mi vida, siempre pensé en el trabajo que estaba haciendo y nunca en los reconocimientos pero ahora compruebo que es una satisfacción que alguien premie ese trabajo y, sobre todo, que lo pueda disfrutar en vida, como me está pasando a mí", confesó en noviembre de 2001. Su alejamiento de lo que ahora entenderíamos como “fama” lo muestra en una fotografía no muy conocida, donde en su pueblo natal, departe con el gran Cartier-Bresson como dos viejos colegas, al lado de unos vinos y unas aceitunas. Hoy esa foto sería portada de todos los periódicos, en aquel momento solo fue el encuentro de dos hombres apasionados por la misma profesión: la fotografía. Que simple y a la vez que grande esa vieja foto de dos colosos de la imagen.

Virxilio Vieitez y Cartier Bresson

Aquí en Asturias también tuvimos a algunos de esos fotógrafos. Nuestras comarcas guardan el recuerdo de aquellos artesanos, que primero con caballerías y luego ya montados (los más pudientes) en motos, visitaban las ferias donde a modo de decorado colgaban una sabana, con aviones y barcos de guerra que simulaban lejanos paisajes, donde los mozos y las mozas se imaginaban que iban a conocer a poco que la suerte les mejorara ó consiguieran reunir dinero para un pasaje a ultramar.
Las España de la posguerra, hasta bien entrados los 70, quedo reflejada en las fotos de estos grandes documentalistas, que armados de sus cámaras fuertes y rudimentarias, trazaron un fiel reflejo de un estilo de vida y unas gentes, que hoy no se reconocerían en los actuales. Esa fue su grandeza y por lo que se les recuerda. Sin ellos la historia de nuestras ciudades y pueblos no sería la misma, porque no habría nadie que hiciese esa labor con la maestría que la realizaron ellos, sin esperar a cambio ningún reconocimiento.
Desgraciadamente, sus archivos desaparecieron cuando ellos, en gran parte. Arrumbados en cuartos y finalmente tras su muerte, directamente a la basura, salvo importantes excepciones, caso entre otros de Constantino Suarez, cuya obra la podemos contemplar en la fototeca del pueblo de Asturias.


Este articulo es un homenaje a uno de los fotógrafos que mas “asemeyó” a hombres, mujeres y vaques de Caso, en todos los ambientes, en fiestas, ferias y en velatorios.


Siempre con su inseparable maquina al cuello, reflejó como nadie el alma de los casinos, como muestran muchas de las fotos que ilustran el libro “ Muyeres casines” sin que tuviera el reconocimiento que se mereció, como tampoco lo tuvieron las miles de fotografías y negativos que acabaron en un basurero de Coballes, para vergüenza de todos los que pudieron evitarlo sin hacer nada por ello, solo la disculpa de la ignorancia de las gentes, que solo vieron basura donde se amontonaba la historia gráfica de Caso.


Hoy afortunadamente, como queriendo desagraviar a uno de sus vecinos mas famosos, se distinguen precisamente por el empeño de sus paisanos en recuperar su historia, incluida la que guardan sus viejas fotografías, que muestran orgullosos en los locales de las viejas escuelas del pueblo. Labor que hacen de forma entusiasta, y por la que año tras otro concurren al premio al pueblo ejemplar de Asturias, cosa que no dudamos alcanzaran algún día.

Va por Vd. Maestro, Francisco González- Foto Vega, aunque sea fuera de plazo.
Monchu Calvo

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