Como si el mal tiempo, preámbulo del cercano otoño, quisiera rendir también homenaje a Manolín de Lorío, nos quiso acompañar durante toda la travesía hasta el picu La Peruyera.
Un grupo de amigos deseamos recorrer con sus cenizas el tramo que él tantas veces realizaría solo ó con sus compañeros de los “Caxigales”. Allí manifestó a sus cercanos que quería reposar para siempre, posiblemente porque aquel lugar, inhóspito y de difícil acceso, significó un poco de tranquilidad y de descanso, cuando sus perseguidores no daban tregua en su búsqueda.
Desde aquel lugar, controlaban los dos valles, el de Laviana y el de Sobrescobio, atento él y sus compañeros, a cualquier movimiento ó ruido que no fuera el producido por el viento ó algún raposu que merodease por allí. Precisamente, la angosta cueva que sirvió tantas veces de escondite, lleva ese nombre : cueva el Raposu, y hoy los pastores que llevan sus cabras y ovejas aquellas alturas, la tienen tapada con ramas para evitar que las alimañas puedan usarla de guarida, la que antes sirvió de cobijo aquellos infelices.
El lugar, salvo una torre de alta tensión, permanece como eran en los tiempos de Manolín. Siguen las cabras y las ovejas por aquellos parajes con los perros vigilando el rebaño, y que nosotros fuimos sorteando, casi por instinto, con la lluvia y la niebla calando nuestras ropas, y a la vez pensando en la vida de aquellas gentes, que en condiciones mucho mas adversas que las nuestras, fueron capaces de sobrevivir tantos años, perseguidos con saña, pasando hambre y frio, y llevando una vida que posiblemente para las alimañas de nuestros montes fuera infinitamente mejor.
Ayer al esparcir su sobrino las cenizas sobre el valle de Lorio, parecía que la niebla se apropiaba de ellas, y juntos, la niebla y los restos de Manolín, se fundían entre los montes y las casas del pueblo que le dio la vida, para no separarse nunca más.
Descanse en paz, Manolín de Lorío,”el fugau”, un hombre que fue fiel a sus principios en todas las circunstancias de su larga vida, igual en las cárceles, donde pasó veinte años de su vida hasta su muerte en la antesala del otoño de su querida tierra de Laviana.
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1 comentario:
Descanse en paz. Una vida muy problematica por culpa de los defensores de la patria. Hoy tambien se necesitarian muchos Manolos para acabar con la injusticia producida por el capitalismo que hoy nos acompaña. Se tienen que afilar las guillotinas para empezar una nueva revolucion y acabar con tanto hijo de puta.
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