Hoy vi florecer el brezo ( y desapareció un amigo )
Viajaba a Caso para votar allí, y me asombraba ver los montes que lindaban con la carretera rebosantes de brezo y otras plantas silvestres en plena floración, exultantes, rabiosos de vida, anticipándose a la primavera y como diciéndonos : ¡ Aquí estamos dispuestos a vivir una vez más ¡ .
Y en ese momento sonó el teléfono para decirme que Jacinto había muerto. A pesar de saber que su fin no estaba lejos, la noticia me dejó desconcertado, no lo acababa de colocar racionalmente en mi cabeza, me resistía a creerlo. La historia de nuestra amistad se remonta a mucho tiempo atrás, donde compartimos posiblemente los mejores años de nuestra vida. Años aderezados de música, de largas veladas en los bares del viejo barrio del Natahoyo, donde las canciones fluían sin esfuerzo y los boleros y las habaneras deleitaban a los parroquianos que con gusto nos invitaban a unas botellas de sidra, a veces incluso pagaban nuestra cena. Formábamos un equipo de amigos donde no había lugar para el mal humor, y la amistad que nos profesábamos continua hasta hoy, aunque los rumbos de nuestra vida hayan cambiado algo, pero seguíamos siendo el “ equipo A “.
Hoy a ese equipo ya le falta una letra y sin ella la palabra va a quedar incompleta para siempre y a las canciones se notarán que les falta una voz, nunca va a ser lo mismo, sin embargo lo que permanecerá siempre será tu recuerdo en nuestros corazones. Hoy toda la gente que te quiso nos juntamos para despedirte como a ti te hubiese gustado, ¡ cantando ¡ aunque algunos nos lo impidiese la emoción. Yo estoy seguro que tu alma navegara tranquila y lozana en ese mar de delicias que tantas veces interpretamos en los bares, pero no la empieces sin nosotros ¡ espera que lleguemos todos ¡
Monchu
Viajaba a Caso para votar allí, y me asombraba ver los montes que lindaban con la carretera rebosantes de brezo y otras plantas silvestres en plena floración, exultantes, rabiosos de vida, anticipándose a la primavera y como diciéndonos : ¡ Aquí estamos dispuestos a vivir una vez más ¡ .
Y en ese momento sonó el teléfono para decirme que Jacinto había muerto. A pesar de saber que su fin no estaba lejos, la noticia me dejó desconcertado, no lo acababa de colocar racionalmente en mi cabeza, me resistía a creerlo. La historia de nuestra amistad se remonta a mucho tiempo atrás, donde compartimos posiblemente los mejores años de nuestra vida. Años aderezados de música, de largas veladas en los bares del viejo barrio del Natahoyo, donde las canciones fluían sin esfuerzo y los boleros y las habaneras deleitaban a los parroquianos que con gusto nos invitaban a unas botellas de sidra, a veces incluso pagaban nuestra cena. Formábamos un equipo de amigos donde no había lugar para el mal humor, y la amistad que nos profesábamos continua hasta hoy, aunque los rumbos de nuestra vida hayan cambiado algo, pero seguíamos siendo el “ equipo A “.
Hoy a ese equipo ya le falta una letra y sin ella la palabra va a quedar incompleta para siempre y a las canciones se notarán que les falta una voz, nunca va a ser lo mismo, sin embargo lo que permanecerá siempre será tu recuerdo en nuestros corazones. Hoy toda la gente que te quiso nos juntamos para despedirte como a ti te hubiese gustado, ¡ cantando ¡ aunque algunos nos lo impidiese la emoción. Yo estoy seguro que tu alma navegara tranquila y lozana en ese mar de delicias que tantas veces interpretamos en los bares, pero no la empieces sin nosotros ¡ espera que lleguemos todos ¡
Monchu
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